Hay pequeños detalles en el día a día que logran sacarte una gran sonrisa a la par que lágrimas de felicidad... Esas lágrimas que sueltas por malos momentos, que parecen ver la luz del sol después de una gran tormenta. Convirtiéndose en un apoyo moral. Te dan fuerzas para continuar y poder afrontar de este modo los fantasmas de las dudas que no tardan en asechar por cualquier rincón para hacerte ver las cosas negativas donde no las hay, sino que mas bien todo esta en ti, esos pensamientos pesimistas que no te permiten avanzar adelante, haciéndote frenar en cualquier parte de la felicidad por lo que perdemos la vista atrás y no podemos mirar mucho más allá.
Pero llega ese día que por fin salen las dudas que sientes, preguntas sin respuesta que sí que las tienen... Y para beneficio propio son buenas ante todo aclarando todo por lo que creías que no debías luchar.
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